SMOKEY MOUNTAINS 2, Manila

   En las Smokey mountains the Manila, no sólo hay gente que acude allí cada mañana a trabajar, como si fueran a una fábrica o a cualquier otro trabajo. Lo más impresionante es que allí ¡vive gente! Encima de esas basuras hay una especie de casetas en las que viven muchas personas: sin agua corriente, sin ningún tipo de higiene…sin nada de nada. Es gente que sufre muchas enfermedades de la piel, de respiración, enfermedades que vienen de la mala alimentación, de la falta de higiene….

   ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo el gobierno no hace nada? Sí, el gobierno hizo algo cuando salió por las pantallas del mundo entero, la noticia de que una avalancha de basura había caído matando a muchas personas que vivían en un basurero de Manila. Esto lo sacó a la luz una ONG de Alemania. ¿Y qué hizo el gobierno? Pues para que pensara el mundo que el problema estaba resuelto trasladó el basurero a otra zona de la ciudad y así, todos tan tranquilos. Ya no se ve, ni se conoce esa situación.

   Pero quienes sí que la conocen muy bien son los misioneros que trabajan allí. El P. Julio, un misionero de Burgos de 73 años, nos llevó a aquel lugar que él visita cada día. Yo caminaba en silencio, conteniendo las náuseas, reteniendo las lágrimas, y sintiendo que me asomaba a uno de los lugares más oscuros y degradantes, más sufridos y miserables de la existencia humana que yo haya conocido. Esos hermanos míos sufren la más terrible miseria. Toda palabra que pueda decirse sobre esto queda demasiado corta, y a la vez, ¿cómo no gritar al mundo entero lo que está ocurriendo allí? En la garganta se me ahoga el grito de:” ¡Esto es inhumano! ¿Cómo puede existir esto?” Pues existe, aunque seamos muy pocos los testigos que podamos contarlo. Esto no sale en las redes sociales porque desprestigiaría al gobierno que lo permite. La realidad de muchas personas, o mejor dicho, de muchos de nuestros hermanos (porque, tengamos fe o no, tenemos que reconocer que todos pertenecemos a la misma familia humana), es una realidad que se esconde, se camufla, se maquilla para que no hiera la retina ni las conciencias de quienes se pudieran asomar a ella. Tal es así, que el propio P. Julio tiene que tener mucho cuidado a la hora de mostrar esta realidad a personas como nosotros, pues si el gobierno se llega a enterar, le prohibiría seguir llevando ayudas. Por esta razón nos lleva rápido por entre la basura y no nos permite adentrarnos demasiado en el basurero, pues no está dispuesto a arriesgarse a que alguien nos vea y le retiren el permiso de ayudar a aquella gente.

   Y nosotros, con el corazón hecho jirones, salimos de allí y damos una vuelta por el barrio de Payatas, ya fuera del basurero, en el que viven hacinadas miles de personas.  

   Yo no sé muy bien por qué escribo todo esto ni sé bien si alguien lo leerá. Seguramente quien lo lea se sentirá tan impotente como yo para hacer algo. Y sin embargo algo dentro de mí grita “¡El mundo tiene que saber que esto existe!” Sí, el mundo tiene que saber que la franja que divide a ricos y pobres es gigantesca y todos nosotros tenemos que reflexionar y ver si no podemos hacer algo más por cambiarlo.

   Quien se sienta llamado a hacer algo en la esfera social y política, que no dude en poner todas sus capacidades al servicio de un mundo más humano y más justo. Quien quiera colaborar con su tiempo o dinero con una ONG, o viajar para conocer esta realidad, y desde ahí ver qué ayuda puede ofrecer, que no dude en hacerlo. La vida pasa muy deprisa y quizás mañana sea ya demasiado tarde, pues hay necesidades que no pueden ser aplazadas…los pobres no pueden esperar.



   Y si quieres abrazar una vida más sencilla de la que llevas, privándote de alguna de tus comodidades, que sepas que aunque tus opciones parezcan como una gota de agua en medio del océano, sin esas gotas el océano no será el mismo y al mundo le faltará esa solidaridad y ese amor que sólo tú puedes poner... y  seguirá siendo un mundo endurecido, formado de corazones blindados ¡Qué dolor!

    Sí, quizás esta sea la más grave de las enfermedades, la de un corazón indiferente y ajeno al dolor de los otros. Pero esta enfermedad tiene curación. Su medicina consiste en abrir los ojos al mundo que nos rodea e implicarnos con él. Y sobre todo cree…cree con todo tu ser, cree que un mundo nuevo comienza a partir de corazones que se dejan transformar por el amor. Y cree que tus sueños de un mundo más humano y fraterno…esos sueños  son lo más verdadero que hay en ti. No dejes de soñar…Cree. Como el P. Julio, y como tantas y tantas personas que están dejándose la piel en esto…no te vas a arrepentir.

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