Tenemos que desarmarnos
Hemos
visitado nuestra comunidad de Israel. Allí trabajan tres de nuestras
misioneras: una polaca, Ania, otra portuguesa, Paula y otra alemana, Monika.
Me ha impresionado Israel. Es otro
mundo…Conocemos sus muchos conflictos a través de las noticias que nos llega,
que son siempre muy incompletas y a menudo no reflejan la realidad tal cual es.
Sabemos
que desde la creación del Estado de Israel, den 1948, se permitió a todos los
judíos que estaban dispersos por el mundo volver a ese territorio que habían
dejado muchos siglos atrás. En este momento, los judíos que llegaros a “su”
tierra, se encontraron que esa tierra ya estaba habitada por los palestinos, en
su mayoría árabes, de religión musulmana o cristiana, y también por algunos
judíos que habían permanecido allí.
Hasta
entonces la convivencia había sido pacífica y armónica. A partir de ese momento
el país ha sufrido y sufre una violencia que parece interminable. A muchos
palestinos se les ha quitado literalmente su tierra. Han sido expulsados a los
terrenos más áridos y secos del país y son considerados como ciudadanos de
segunda clase. Algunos palestinos han quedado en territorio israelí. Para
ellos, la vida tampoco es sencilla. Son demasiadas las desventajas y las
dificultades que tienen que afrontar.
La
convivencia se ha hecho muy difícil porque en realidad ambos pueblos luchan por
tener derecho a una tierra que es suya: los palestinos, porque allí han vivido
durante 20 siglos y los judíos, porque así se lo prometió la ONU en el año ’48.
¿Cómo
encontrar el camino hacia la paz? Es muy difícil saberlo…
Los
chicos judíos hacen 3 años de servicio militar y las chicas, 2 años. Nosotras
los vimos regresar un domingo a la academia militar, después de pasar un fin de
semana en sus casas. Iban en el tren con sus metralletas, chicos de 18, 19
años…Daba miedo porque , por momentos, el chico que teníamos enfrente se dormía
con la metralleta entre sus manos. Van armados hasta los dientes, pero ¿de verdad
encontrarán de esa manera la tan ansiada paz?
Para
algunos de ellos, en su mentalización, todo no judío y especialmente todo
hombre o mujer de raza árabe, es potencialmente un terrorista. Hay que vivir
preparados para hacer frente a un ataque en cualquier momento. ¿De verdad será
ese el camino hacia la paz? ¿No será tal vez un camino mucho más sencillo
aunque quizás también mucho más costoso, puesto que implica desarmarse
internamente?
Así
nos lo expresaba Elías Chacur, un obispo de Galilea. Nos decía: “para mí el
camino es el de reconocer el daño causado y pedir perdón. El de “renunciar” al
sueño de un país formado únicamente por habitantes no judíos y creer en la paz
que nace de compartir una tierra que es de todos”
Aquel
hombre de setenta y pico años, con su larga barba blanca y mucha sabiduría
acumulada nos decía que para él el camino de la paz es el de reconocer que los
palestinos son también ciudadanos de 1ª clase, porque así lo es todo habitante
del planeta. Sí, quizás sean otros los caminos que conducen a la paz.
Hay
“profetas” que nos hablan de estos caminos. Elías Chacur, sufrió la expulsión
de su pueblo cuando tenía 8 años y vio cómo se arrasaban cientos de pueblos
palestinos. Él ha plasmado su sueño de paz construyendo una escuela en la que
conviven niños judíos, musulmanes y cristianos, porque según él, la convivencia
armónica comienza desde la infancia.
Soñemos…soñemos
en que llegarán políticos capaces de buscar otras medidas distintas a las de
ahora. Dicen que el presidente Simon Peres fue un hombre muy sabio y que apoyó
mucho el camino hacia una paz más estable que aquella proporcionada por los
misiles. Esperemos que surjan personas
sabias...
Mientras
tanto, cada uno de nosotros colaboremos con la paz en la medida de nuestras
posibilidades, porque la paz, la verdadera paz… comienza dentro, cuando cada
uno de nosotros nos decidimos a “desarmarnos”.
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